Artículos escritos por Enrique Aguilar sobre el desarrollo de la consciencia y la TERP - Terapia Expresiva de la Risa Profunda -

viernes, 15 de marzo de 2013

Reír en tiempos revueltos

En los tiempos que corren una práctica rigurosa de desarrollo personal centrada en el cuerpo y en la risa, es fundamental. El baile consciente y el trance de la risa profunda es una vía rápida y eficaz de elevar nuestra vibración, activar nuestro potencial y elevar nuestro bienestar.

Alentar la alegría serena del corazón allana el terreno para renovarnos. Es el impulso para abrirnos a lo nuevo con capacidad para sostener la incertidumbre que conlleva una vida vivida creativamente.

Ser un agente social de cambio es ser una persona que, desde su corazón, sabe ver lo que es esencial entre los enredos, manipulaciones y complejidades humanas. Esto sólo puede ocurrir si iniciamos un camino de reencuentro con nuestro cuerpo, dirigiéndonos hacia la eliminación de la disociación entre "yo" y mi cuerpo para sentirnos nuestro propio cuerpo. Esta disociación es análoga a la que hacemos entre "yo" y el medio ambiente, como si fueran cosas diferentes.

Ir al cuerpo, sentirlo e integrarlo nos permite estar en contacto con nuestras necesidades genuinas. No hay mejor brújula para dirigir nuestras acciones que ser consciente de lo que necesito en cada momento. Escuchar las sensaciones corporales es la claves puesto que toda necesidad parte de una sensación que podemos ubicar en alguna parte de nuestro cuerpo. ¿Cómo sé que necesito beber agua? ¿cómo sé que necesito comer? ¿cómo sé que necesito descansar? ¿cómo sé que necesito la compañía de alguien querido? ¿cómo sé que debo dar un paso en pos de mi realización profesional? ¿cómo sé que necesito estar sólo? ¿cómo sé que necesito libertad?

Cualquier cosa que necesitemos se va expresar a través de sensaciones en nuestro cuerpo. Ahora bien, ¿qué pasa si nuestro cuerpo va por un lado y nuestra cabeza por otro? ¿qué pasa si no escuchamos nuestras sensaciones? Que nos sentimos perdidos sin saber qué necesitamos, buscamos en los otros lo que me vendría bien, comparándome o compitiendo. Si no escuchamos nuestro cuerpo vivimos una vida ilusoria y desconectada, y por supuesto, totalmente insatisfecha y a merced de las tendencias, modas e ideologías.

No hay mejor manera para darle un giro significativo a la vida que tomar consciencia que podemos elegir en cada momento el rumbo, y esto sólo es posible cuando "yo" y mi cuerpo es la misma cosa. Entonces podemos sentir que somos responsables y artista de la vida propia.